miércoles, 20 de octubre de 2010

Mi última entrada.


Asiduo seguidor y esporádico visitante, tengo una estupenda noticia que comunicar, la familia de treintayunacanciones ha crecido, y este humilde escritor sin rostro se siente orgulloso de contar con el inestimable ingenio y la desbordante creatividad de estimados y allegados compañeros de andanzas y peripecias, con los que poder desplegar multitud de fantaseadas fantasías.

A las habituales secciones de noticias “5diales”, crónicas musicales “97decibelios” y reseñas discográficas “33rpm” y “7pulgadas”, incluiremos como novedades una serie de secciones, que podrían ser de su agrado, amigo lector. Contará con la posibilidad de descubrir canciones, tal vez extrañas hasta el momento para sus oídos, el uno de cada mes, “31canciones”; o quizás deleitarse con inusitadas revisiones de temas que posiblemente vayan conformando la banda sonora de nuestra existencia, “2versiones”; quien sabe, si podremos presumir de haber sido los primeros en llamar a la puerta de ese local de ensayo, de “17metroscuadrados”, una vez hayan alcanzado la fama; o aquellos que ya gozan del estrellato, anhelen ser inmortalizados en los acústicos de “23fotogramas”; siempre contaremos con “13preguntas” en el tintero, con las que poder indagar en los introspectivos misterios de nuestros predilectos artistas.

No obstante, todo lo citado carecería de sentido sin su aportación, ya sea asumiendo una actitud de expectante interés, planteando como reto, nuestras capacidades con las que propiciar sorpresa con nuestros contenidos, o bien osando adquirir un rol activo, que muestren a la luz, sus anhelos más insospechados con los que poder contribuir a que la familia de “treintayunacanciones” siga un ascendente devenir sin esbozado límite, cuan mágica habichuela regada con imaginación, entrega y sobre todo ilusión a raudales.

Bienvenida y bienvenido a nuestro sonoro universo ajeno a prejuicios y desconocedor de fronteras. Bienvenidos a:

viernes, 24 de septiembre de 2010

Las mejores versiones de la historia.

Según los lectores de la revista ‘New Musical Express’ (NME), éstas serían las 10 mejores versiones de la historia.

10. The White Stripes: I just don’t know what to do with myself 
(Burt Bacharach & Hal David)
09. Marvin Gaye: I heard it through the grapevine  
(Smokey Robinson & The Miracles)
08. Jimi Hendrix: all along the watchtower (Bob Dylan)
07. Jeff Buckley: hallelujah (Leonard Cohen)
06. The Clash: I fought the law (Sonny Curtis & The Crickets)
05. Nirvana: where did you sleep last night (Leadbelly)
04. Jimi Hendrix: hey joe (Billie Roberts)
03. Johnny Cash: hurt (Nine Inch nails)



02. The Beatles: twist and shout (Top Notes)



01. Muse: feeling good (Anthony Newley and Leslie Bricusse)

jueves, 23 de septiembre de 2010

Las peores versiones de la historia.

Según los lectores de la revista ‘New Musical Express’ (NME), éstas serían las 10 peores versiones de la historia.

10. Mark Ronson: no one knows (Queens of the Stone Age)
09. Limp Bizkit: faith (George Michael)
08. Madonna: american pie (Don McLean)
07. Will Young: light my fire (The Doors)
06. Robbie Williams: song 2 (Blur)
05. M People: itchycoo park (Small Faces)
04. Take That: smell like teen spirit (Nirvana)
03. Celine Dion: you shook me all night long (AC/DC)



02. Ronan Keating: fairytale of new york (The Pogues)



01. Britney Spears: I love rock ’nroll (Joan Jett & The Blackhearts)

martes, 14 de septiembre de 2010

'Los 13 Relojes'. James Thurber

Los 13 relojes, de James Thurber es, como bien dice su contraportada, una fábula para adultos y un cuento fantástico para niños. Publicado por primera vez en 1950, tiene todo ese encanto de los cuentos de hadas más clásicos combinado con un macabro y agudo sentido del humor que hace que cada página sea un auténtico placer. ¡Y además está ilustrado!

Los 13 relojes’ nos trae la historia del malvadísimo Duque del Castillo del Ataúd, donde vive dedicado única y exclusivamente a hacer el mal de todas las maneras posibles. Allí tiene recluida a su sobrina, la hermosa princesa Saralinda, y el mayor pasatiempo del duque es plantear pruebas imposibles a todos aquellos que osan pedir la mano de la princesa. El Castillo del Ataúd cuenta además con los famosos trece relojes, parados todos ellos a las cinco menos diez, porque hace mucho, mucho tiempo, el duque decidió asesinar al tiempo en su propio castillo, con toda impunidad y alevosía. Sin embargo, un buen día aparecerá un príncipe disfrazado de trovador, y aquí es donde comienzan todas las aventuras…

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El príncipe Zorn de Zorna se encontrará con una doble prueba a priori imposible de superar para conseguir la mano de la guapa princesita: por un lado, deberá conseguir mil joyas en un plazo de noventa y nueve horas, y por otro, deberá poner en marcha los trece relojes del castillo, congelados a las cinco menos diez. Sin embargo, el príncipe contará con la ingeniosa ayuda de un Gólux, que lleva un sombrero indescriptible y una barba oscura y descriptible. Juntos irán a buscar a Hagga, una mujer encantada que llora gemas preciosas e intentarán por todos los medios llegar a tiempo para cumplir la misión, pues si no el príncipe será pasto del Todal, un terrible monstruo.

Con una prosa ingeniosa y divertidísima, Thurber nos transporta a un mundo maravilloso, lleno de criaturas mágicas y palabras aún más mágicas. Las aventuras de Zorn de Zorna, extraordinarias de por sí, ganan enteros por obra y gracia del ingenio de James Thurber, que lo convierte en un estupendo entretenimiento ideal para una tarde de otoño en un sofá cálido, o para leerlo en voz alta a niños extasiados, pendientes de cada una de las palabras extrañas y maravillosas. De hecho Neil Gaiman nos regala este precioso párrafo en la introducción del libro:

Me quedé bastante convencido de que era el mejor libro que había leído nunca. Era divertido de una forma extraña. Estaba lleno de palabras. Y aunque es verdad que todos los libros están llenos de palabras, este era distinto: estaba lleno de palabras mágicas, maravillosas y sabrosas. Se deslizaba hacia la poesía y luego fuera de ella de una forma que te apetecía leerlo en voz alta para ver cómo sonaba. Yo se lo leía a mi hermana pequeña. Y cuando crecí, se lo leí a mis hijos.

James Thurber nació en Ohio en 1894. Cuando sólo era un niño, jugando a Guillermo Tell perdió casi la totalidad de la visión de un ojo. Sin embargo, esto no le impidió trabajar para el Departamento de Estado del gobierno e incluso en la embajada en París. En 1925 comenzaría su carrera como articulista para The New Yorker, aunque ya había trabajado anteriormente para otros periódicos. Con su particular estilo como escritor e ilustrador, se movía en los mejores círculos de escritores estadounidenses, junto con Truman Capote o Dorothy Parker. Cáustico e ingenioso, llegó a rechazar el título de Doctor honoris causa en la Universidad de Ohio como protesta por la falta de libertad académica durante la caza de brujas del senador McCarthy. Murió en 1961, casi ciego.

Como podréis intuir, si habéis leído hasta aquí, ‘Los 13 relojes’ me ha encantado. Creo que es el libro ideal para olvidarse de todo, para leerlo como descanso, para sumergirse en un mundo maravilloso aunque sea por un rato. La única pega que podría sacarle es su brevedad, apenas ciento veinte páginas, y, tal vez, su precio. Fuera de esto, me parece un libro maravilloso, para conservarlo, leerlo, releerlo, regalarlo y todas esas cosas que hacen de los libros nuestros objetos más preciados. Yo, por mi parte, ya lo tengo en mi librería y seguro que no será la única vez que lo lea.
Sarah Manzano.

jueves, 9 de septiembre de 2010

The Baltic Sea: ‘El Gran Blanco’ (Cuac!, 2010)

Casi tres años hace ya, desde aquel prometedor "Forthcoming Science Theory" (Pupilo Records 2007), años en los que The Baltic Sea no han parado de trabajar, componiendo y perfilando nuevas canciones y dando contundencia a su directo. Pero han sido unos años convulsos, en los que los sevillanos han sufrido cambios en su formación, cambiando de batería e incorporando a un nuevo guitarra, han decidido cantar en castellano y cambiado de sello, fichando por Cuac!.

Si con su primer disco, The Baltic Sea pusieron la producción y el sonido en manos de Paco Loco, en este disco han dado un paso mas allá, asumiendo ellos mismos las tareas de producción, grabando en los Estudios La Mina dirigidos por Raúl Pérez, bajista del grupo y que ha sido en los últimos tiempos, responsable de la grabación de grupos como Blacanova, Tannhäuser y Montevideo, entre otros. Seis meses de duro trabajo en el estudio, han dado como resultado "El Gran Blanco", disco de título controvertido, que refleja la fascinación de Esteban, compositor de las letras del grupo, por el tiburón blanco. Y no es ésta la única referencia al mar que hay en el disco, ya que Esteban es un tipo de verbo ágil y eso se nota en unas letras melancólicas que pueden tener diversas interpretaciones y perspectivas.

En el disco predomina un sonido denso aunque melódico y consta de dos partes claramente diferenciadas. Una primera mas rítmica y positiva, con melodías mas pegadizas y aptas para todo tipo de oídos, conformada por "El Gran Blanco", "Un día nuevo", "En lo que te convertirás" y "La verdad", auténtico hit del disco y con una letra de autoafirmación con la que cualquiera puede sentirse identificado y una segunda parte mas introspectiva con "El desastre", "Tú nunca duermes", "Dos años más" y "El río", además de "Pero un día estarás despierta", instrumental continuación de "Tú nunca duermes".

Las canciones de “El Gran Blanco” están llenas de matices que definen momentos de intensidad y en las que la voz de Esteban, remontándonos por su cadencia y color a voces de los noventa y a clásicos de los setenta, cargada de tristeza nos transmite intensas emociones, como si de un instrumento más se tratara.

Buenas noticias para el indie nacional, los chicos de báltico ya están de vuelta y la espera ha merecido la pena.
Jaime Marco.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Rauelsson: ‘La siembra, la espera y la cosecha’ (Hush, 2010)



Es común que los artistas emigrados no entiendan demasiado bien la cultura de su país de adopción. Le ha sucedido a Josh Rouse, cuyo disco inspirado por su nueva vida en Valencia es más "tropicalista" que mediterráneo, y también a Stuart Staples de Tindersticks. Sin embargo no ha sido así en el caso de Raúl Pastor, Rauelsson cuando se sube a un escenario y trabaja en el estudio. Pastor vive a medio camino entre Castellón y la ciudad norteamericana de Portland, donde ha encontrado su verdadera personalidad como artista. Rodeado de músicos locales y primeros espadas del indie nacional (Santi Campos o Julio de la Rosa), ha creado un disco de folk que emana humedad, lleno de mística y que hace pensar en bosques y naturaleza.

Dicho así, alguno puede pensar que no está tan lejos de una parte del cancionero de Remigi Palmero o Julio Bustamante. Pero lo suyo es realmente el sonido de los Apalaches que han popularizado Mariee Sioux o la primera Joanna Newsom; también el recogimiento y misterio de las bandas de Language Of The Stone, el sello de Greg Weeks. La siembra, la espera y la cosecha es un debut sobresaliente con una identidad llamativa. Porque a pesar de poseer una estética tan americana, está cantado en castellano. La primera piedra de una carrera que promete, y que tendrá como siguiente paso un trabajo junto a Peter Broderick, con el que ha estado grabando en los últimos meses. Un pulso creativo que promete canciones con unas altas dosis de belleza.

martes, 7 de septiembre de 2010

Los legítimos ganadores del 'Mercury Prize'.



 ( Spotify )

The xx se han hecho finalmente con el Mercury Prize, uno de los premios más prestigiosos del Reino Unido, gracias a su homónimo álbum de debut. Habían sido favoritos desde el principio junto a Dizzee Rascal, pero en el último momento Paul Weller les adelantaba en las casas de apuestas con ‘Wake Up The Nation’. Finalmente, The xx se han hecho con el premio.

The xx se han mostrado emocionados al recoger el galardón: “Hemos tenido el año más increíble. Cada día nos hemos despertado con algo increíble que nunca hubiéramos esperado”. The Guardian, que ha hecho un “minuto a minuto” de la ceremonia, ha indicado que no se han escuchado gritos de perplejidad cuando se ha pronunciado el nombre de The xx como sucedió con Speech Debelle en 2009 o con Elbow en 2008, quizá porque más o menos todo el mundo esperaba que este año no hubiera sorpresas tras el fracaso comercial de Debelle.

Además de Weller y Rascal, también estaban nominados al Mercury Prize Foals, Mumford & Sons, Corinne Bailey Rae, Biffy Clyro, Villagers, Wild Beasts, Kit Downes Trio, Laura Marling y I Am Kloot.

viernes, 13 de agosto de 2010

Fitness Forever: ‘Personal Train’ (Elefant, 2009)



 ( Spotify )

Desde Italia, llega Fitness Forever, una propuesta de luminosidad retro, con aires disco y pop directos desde los años 70 o incluso primeros 80. La banda, liderada por el napolitano Carlos Valderrama, es una de las apuestas de Elefant para 2009 y está teniendo bastante buena aceptación. Después de fichar por EMI, acaban por no llegar a un acuerdo, y es entonces cuando Elefant entra en escena y ‘Personal Train’ se convierte en el atractivo proyecto que hoy tenemos en nuestras manos.



El cuarteto se forma en 2006. A Carlos se unen Big TonyFresa, Scialdone y la parte femenina indispensable que aporta Paster. Como dicen en su biografía promocional, piensan que “una banda de pop moderna necesita absolutamente una cantante femenina guapa que pueda posteriormente dejar el grupo por una carrera en solitario como ya han hecho Gwen Stefani o Nina Persson”. Y les ha quedado fenomenal.

Con canciones como ‘Vacanze a Settembre’, una de las más luminosas del LP, te plantas de pronto en una playa en septiembre, cuando el verano sigue presente pero las puestas de sol ya huelen a otoño y a cambio. ‘L’anarchica pugliese’, ‘Monica’ y ‘Probabilmente’ son temas de puro pop que podrían recordar a Richard Hawley mezclándose con canciones de, por ejemplo, Cecilia Ann con una Rita Pavone o Mina al frente, haciéndose cargo de la situación.



Bacharach’ o ‘D’estate’ son otros dos de los regalos retro dentro de ‘Personal Train’, bailables y positivas, con arreglos sorprendentes. Entre las instrumentales, que hay varias, encontramos más de una maravilla, como la delicia que supone ‘Albertone’ y esos silbidos que dan más paz que otra cosa. ‘Je Je Jeox’ pasa por los ritmos de Brasil mientras que ‘Outro’ es una delicia de cuerdas y metal que da paso a la última pista del álbum con una elegancia digna de las bandas sonoras de Mancini. Todo un descubrimiento. Me declaro completamente fan.
Angèle Leciel.

jueves, 12 de agosto de 2010

The School: ‘Loveless Unbeliever’ (Elefant, 2010)


Quienes opinen que el “revival” de los “girl-groups” de los 60 es el mejor que podía experimentar la música actual han encontrado en The School la nueva banda a la que venerar. Estrictamente no son una banda de chicas, pero a diferencia de lo que sucedía con muchas de las formaciones femeninas promovidas por Phil Spector o recientemente las Pipettes reclutadas por Monster Bobby, aquí sí es una chica quien más manda. Todas las canciones excepto dos en las que ha participado el guitarrista Simon Stone, también a los coros, están escritas en solitario por la líder Liz Hunt.



No es el único parecido con Camera Obscura, donde también Tracyanne suele escribir en solitario. También en el tipo de fotografías, letras y referencias a los 60 y a los 50, The School son el sustituto perfecto de la banda en Elefant, que apunta The Shirelles, The Supremes o The Marvelettes como influencias principales. Otras veces los parecidos extraídos pueden ser más peregrinos. ‘Can’t Understand’ parece un tema de la última etapa de Belle & Sebastian, y como se te ocurra que ‘I Want You Back’ se parece a ‘En algún lugar’ de Duncan Dhu y ‘All I Wanna Do’ a ‘Everybody Knows (Except You)’ de Divine Comedy, no te lo podrás quitar de la cabeza.



Sin embargo, homenajes y parecidos casuales aparte (un título como ‘Hoping and Praying’ no puede sino hacer pensar en ‘Wishin’ And Hopin’ de Dusty Springfield), lo importante de verdad es que ‘Loveless Unbeliever’ recopila todas las canciones importantes que el grupo ha ido editando en singles durante los últimos años, junto a otras a la altura. Está ‘Let It Slip’, que debería ser un himno atemporal, y no falta ‘I Don’t Believe In Love’ de la banda sonora de ‘Yo también’, junto a su nuevo single ‘Is He Really Coming Home?‘. Las letras, que buscan constantemente un hombro en el que apoyarse cuando tu propio cuerpo no te permite sostenerte en pie (‘Shoulder’), remiten a noviazgos y a rupturas típicas de la adolescencia. “Me encanta todo, todo sobre ti. Haría cualquier cosa por abrazarte”, “dijo que siempre sería honesto y que nunca me dejaría”, “si alguna vez me dejas, ¿te irás inmediatamente con ella o aguantarás tú solo?”, etcétera. Historias sobre celos deliciosamente orquestadas en la producción de Ian Catt (Saint Etienne, Niza), que no encuentran un punto bajo en las trece pistas de ‘Loveless Unbeliever’. ¿Alguna vez te has cansado de ver ‘Grease’?
Sebas.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Dorian: ‘La Ciudad Subterránea’ (PIAS, 2009)



 ( Spotify )

Previsibles, moñas, simplones hasta la zafiedad. O bien adictivos, tiernos y de un naïf que conecta magistralmente con cualquier corazón mínimamente permeable. Sólo por la cantidad de discrepancias que generan, merece la pena que existan grupos como Dorian al igual que merece la pena que existan futbolistas como Guti. Despiertan aquéllos reacciones tan contrapuestas cuando suenan en la discoteca como éste cuando calienta en la banda. No puede ser, por tanto, más acertado el lema “id como una plaga contra el aburrimiento del mundo”, de Ezra Pound, que aparece en la carátula del tercer disco de los barceloneses, La Ciudad Subterránea. Con más chumba-chumba, sintetizadores más robustos, guitarras mucho más eclipsadas y una producción más pulcra, Dorian reaparecen para afrontar la difícil misión de no ser durante el resto de su existencia el grupo que compuso el brillante himno Cualquier Otra Parte”.



Para que no les suceda, optan por el continuismo en sus dulces voces, dulces melodías, a veces dulces letras, empalagoso todo junto para muchos. Se afianzan, en cambio, en el sonido ochentero y en el electropop para dejar de lado todo atisbo de rock (entendámonos, que las guitarras quedan en tercerísimo tercer plano si es que aparecen). Eso sí, el bajo no deja en ningún momento de decir “aquí estoy yo”. En conjunto, el trabajo es más serio, directo y claro que cualquiera de sus anteriores largos. La portada ya lo anuncia, pues su diseño está bastante más currado que el del anterior El Futuro No Es De Nadie, cuya cubierta podría ser considerada una de las más feas de la historia de la música. Y, sin embargo, era mucho más entrañable y genuina, como eran más entrañables y genuinos temas de Dorian como Te Echamos De Menos (incluido en el primer disco, 10.000 Metropolis), el citado “Cualquier Otra Parte” o “Al Final De La Escapada”, ambos en “El Futuro No Es De Nadie”. El tiempo dará o quitará razones convirtiendo o no en hits de la escena indie  alguna de las canciones de “La Ciudad Subterránea”.



Arranca el disco con sonido de videojuego y un “Simulacro De Emergencia” con mucho empaque, que funciona como contundente gancho inicial. A medio camino entre la ternura y el tópico, “Verte Amanecer” es una bonita canción de amor de las que parecen cursis en función del estado de ánimo de quién la escucha. Pero, en cualquier caso, el disco va fabricando a medida que avanza una coherencia –algunos dirán monotonía– y un discurso electropop edulcorado –esta vez sin concesiones en ambas– que sólo puede despertar odios o admiraciones. Con un imaginario de “pastillas rosas”, amaneceres de resaca con desamor, luces de neón multicolor y en general ese aroma a desfase existencial que se huele cualquier domingo a las ocho de la mañana al salir de un garito subterráneo del Gótico de Barcelona, Dorian consiguen erigirse en un buen reflejo de inconfundibles aspectos de la personalidad o la pose de la actual juventud indie de este país.



“La Ciudad Subterránea” roza su punto de apogeo con “La Mañana Herida”, principal candidata a convertirse en himno pese a algún tramo de la canción en que la letra flojea de forma evidente. Sin embargo, es en “Veleros”, sangrante y más madura y con la voz de Marc brillando a la luz de los teclados, donde la lágrima del oyente predispuesto al regocijo quedará más cerca de caer.  Pero, si lo hace, no brotará el llanto en ningún tema con tanta determinación como en muchas de las canciones de su anterior “El Futuro No Es De Nadie”, tal vez precisamente porque el nuevo es un disco mucho más seguro de sí mismo. Dorian, en cualquier caso, son lo que son, no engañan a nadie y tienen cada vez más claro su camino y su mensaje.
Germán Aranda.

martes, 10 de agosto de 2010

Sad Day For Puppets: ‘Unknown Colors’ (HaHa Fonogram, 2008)



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Su EP ‘Just Like a Ghost’, editado a principios de año, es una preciosidad que auguraba un disco aún mejor. ‘Unkown Colors’, dentro de su corrección, parece que tampoco aporta nada excepcional a la escena sueca actual. Aunque su pop de aires naïf con distorsiones siempre tiene algún aliciente para los que gustan del género. Sad Day For Puppets están en la línea de otras bandas suecas como The Concretes, con un apunte guitarrero a lo Cardigans en una mezcla que resulta bastante atractiva.



Si empiezas a degustar los temas poco a poco te encuentras con un puñado de buenas y bonitas canciones pop. La voz de Anna Eklund se mantiene en su sitio y aporta frescura a las canciones. Entre Jeanette y Tracyanne Campbell, su voz también me recuerda a veces a Russian Red. Y mientras escucho a Sad Day For Puppets, me gusta imaginarme de vez en cuando que Lourdes se ha montado un grupo poperillo y nos deleita con cosas así. Ja.

Todos los temas del álbum pasan el umbral de una calidad más que decente, pero echo de menos la súper canción que se desmarque del resto. En realidad todas están bien. Unas más alegres que otras, otras más oscuras… ‘Mother’s Tears’, con el sonido más sucio de todo el disco, puede parecerse a The Raveonettes con esos punteos distorsionados y simplemente mola tal cómo es. ‘Cherry Blossom’ y ‘Last Night’, bastante bailables y enérgicas, le dan vidilla al conjunto. ‘Lay Your Burden On Me’ es una nana preciosa que junto a ‘My Twin Star’, ‘When The Morning Comes’ o ‘Withering Petals And Dust’ reafirma que sigue habiendo baladas que, lejos de la ñoñería, ponen los pelos de punta y encogen las entrañas.



A falta del veredicto del directo, Sad Day For Puppets demuestran con este disco que tienen talento para hacerlo mucho mejor sin caer en la rutina cómoda de hacer todo eso que ya conocemos.
Angèle Leciel.

lunes, 9 de agosto de 2010

We Have Band: ‘WHB’ (Naïve, 2010)



 ( Spotify )

Allá por 2007, We Have Band presentaron dos canciones a través de Internet. Dos canciones más o menos bailables que tuvieron un cierto éxito en la escena independiente. Sin embargo, después desaparecieron casi hasta ahora, que publican ‘WHB’, su álbum de debut. En él se incluyen ‘Oh!’ y ‘Divisive’, los dos temas mencionados anteriormente. El primero tiene un comienzo un poco fangorio, y perfectamente podría ser un descarte del ‘Odyssey’ de Fischerspooner. El segundo tiene un toque más luminoso, pero ambas se alejan bastante al tono general del álbum, que resulta un poco más oscuro.



La prensa, sin embargo, se ha encargado de encumbrarlos haciendo extrañas comparaciones. Entre Hot Chip y Animal Collective, aunque no se parecen especialmente a ninguno de los dos. Sí hay que comentar, sin embargo, que el productor de ‘WHB’ es Gareth Jones (Grizzly Bear, These New Puritans), lo que añade un punto a favor del álbum.



Pese a su inclinación hacia la electrónica bailable, We Have Band no consiguen destacar especialmente en sus canciones nuevas. Quizás es que se habían puesto el listón demasiado alto revelando sus dos mejores composiciones con demasiada anterioridad. Al final terminas pensando “¿tres años para esto?”. Aunque el disco se deja escuchar. De hecho, es en la segunda mitad de ‘WHB’ donde está lo mejor. Donde se adivinan algunos ecos de Joy Division o de The Smiths (en la parte vocal) en ‘Centerfolds & Empty Screens’, que se confirma como una de las mejores canciones del LP y un ejercicio de electrónica sucia bastante interesante. Encadenada con ‘Hear It In The Cans’, ‘You Came Out’ y con ‘Hero Knows’ como colofón final, We Have Band dejan ver que ‘WHB’ podría haber sido mucho más interesante. Habrá que seguir esperando.
Farala.

viernes, 6 de agosto de 2010

The Radio Dept.: ‘Clinging To a Scheme’ (Labrador / Popstock!, 2010)



 ( Spotify )

People see rock’n’roll as youth culture and when youth culture becomes monopolized by big business, what are the youth to do? Do you have any idea? I think we should destroy the bogus capitalist process that is destroying youth culture”… Justo en el intersticio que separa la primera canción de la segunda en su último álbum, The Radio Dept. liberan esta cita extraída de “1991: The Year Punk Broke”, un documental que sigue la vida en la carretera de Sonic Youth, Nirvana y otras bandas durante el citado año 91. La cortan, eso sí, justo en el momento en el que la voz debería continuar con una frase bomba: “The first thing to do is destroy the record companies”. Pero es que a los suecos no les interesa la parte capitalista: su intención se queda en la defensa de la cultura juvenil primigenia. Una defensa intencional y nada gratuita.



Justo ahora, cuando la ola de pop hipnagógico de la temporada pasada empieza a abandonar la orilla del hype, llegan The Radio Dept. y reivindican esa “youth culture” primigenia, aquella a la que el capitalismo todavía no había pervertido, despojándola de cualquier tipo de profundidad y simplificándola al nivel de una alegría banal e insustancial. Dicho en otras palabras: al Papa lo que es del Papa y al sueco lo que es del sueco. Podía parecer que el triunvirato formado por Memory Tapes, Neon Indian y Washed Out (la Sagrada Trinidad del pop hipnagógico) se aproximaba al legado sueco por la vía del hedonismo burbujeante y contagioso; pero Clinging To A Scheme está dispuesto a demostrar que la alegría sueca tiene distintos niveles de lectura. Y que, bajo esa primera capa de piel, el resto de epidermis está preñada de la melancolía y afectación con la que crecen los jóvenes más aficionados a las librerías de segunda mano y menos al McDonald’s.

Los mismos The Radio Dept. dicen que el tercer álbum de su larga trayectoria (la primera formación de la banda data de mediados de los 90) está influido por “el post-punk minimalista, el krautrock repetitivo y el ambient noise”. Pero lo que aquí hay es synth-pop mayestático. Aceptamos el minimalismo (sin el post-punk), la repetición (con ciertos toques kraut, eso es cierto) y el ambient (sin el noise). Pero el resto es una amalgama deliciosa en la que las capas de sonido se entrelazan con una suavidad extrema y brumosa hasta llegar al punto de que “Clinging To A Scheme” bien podría considerarse una única canción dividida en diez partes. Lo cierto es que tiene mérito proporcionarle un empaque homogéneo a un sonido en el que subyacen influencias tan dispares como Joy Division (con esa sequedad espacial y percutiva tan patente en canciones como “This Time Around”), Junior Boys (a través de esa elegancia lánguida y sintética sublimada en “Memory Loss”), Pet Shop Boys (por toda la carga de derrota con un trasfondo de alegría, tal y como puede escucharse en “Heaven’s On Fire”) y My Bloody Valentine (al fin y al cabo, no pueden alejarse de la neblinosa influencia del shoegaze que marcó el debut de la banda).



A medio camino entre lo analógico y lo sintético, entre lo real y lo irreal, “Clinging To A Scheme” es un disco que puede deslizarse por tus oídos con la peligrosa velocidad del mercurio: si no le prestas atención, si no lo agarras dócilmente, se escurrirá y se escapará. Pero si te abres de orejas y pones atención a los detalles, a las diferentes capas que juegan al escondite inglés, todo un espectáculo de luminosidad baleárica y pop brumoso estallará en tus retinas e inundará tus sentidos. Como si una novia en ciernes te hubiera grabado una cassette (de hecho, parece que la banda busca precisamente aquel sonido crujiente y sucio) con los grandes éxitos del synth-pop ochentero menos obvio. Como si tu mejor amigo te hubiera regalado una mixtape que dejará constancia de que vuestra adolescencia se acaba y de que la alegría de los 15 años empieza a preñarse de una tristeza suave que ya no os abandonará nunca. Como si el Burguer King y la MTV no hubieran adormecido a la juventud haciéndole creer que la alegría es un sentimiento maravilloso que puede durar para siempre. Así suena este disco. Y así, a base de profundidad, han conseguido The Radio Dept. firmar la respuesta perfecta a la tontería yanqui que creía que podía facturar el sonido sueco mejor que los propios suecos.
Raül de Tena.