miércoles, 30 de junio de 2010

Aufgang: Aufgang (InFiné, 2009)


La historia de Aufgang da comienzo a principios del nuevo siglo en Nueva York, cuando Rami Khalifé y Francesco Tristano se conocen en la prestigiosa escuela Juilliard School, donde ambos reciben clases de piano. Aficionados tanto a las enseñanzas clásicas como al delirio discotequero, pronto empiezan a colaborar en una música que trasciende etiquetas. El trío se completa con Aymeric Westrich, un ex batería que llega a Nueva York para recorrer junto a ambos la escena de clubes de la ciudad.

Tocando en una galería de arte barcelonesa fueron descubiertos por Jeff Mills quien, impresionado, los propuso para tocar en el festival Sónar. Desde ese momento, el trío se empeña en estructurar sus canciones en base a un lenguaje original, que nace del encuentro de lo acústico y lo electrónico, impulsado por influencias diversas, y adornado por un impetuoso flujo de improvisación.

Usando los dos pianos como máquinas, y enfrentándolos a la batería, Aufgang genera una música que es tan sorprendente como poderosa. Sus temas son profundamente orgánicos y se revelan verdaderamente en directo, donde son capaces de crear el caos más absoluto a través de la comunión con el público.



Derrick May dijo que el techno era como encerrar a George Clinton y Kraftwerk en un ascensor con el único acompañamiento de un secuenciador de ritmos. Posiblemente, los pianistas clásicos –y formados en las mejores escuelas del mundo– Francesco Tristano Schlimé y Rami Khalifé dirían que “Piano.2”, eslogan con el que impulsan la idea detrás de Aufgang, sería como juntar a Derrick May con Luciano Berio en ese mismo ascensor con la única compañía de un piano de cola y un laptop (si es que el piano cabe, claro está). Una vez establecido ese marco de trabajo, las posibilidades estéticas son numerosas y atractivas, como demuestra “Aufgang” (Infiné, 2009), un debut en el que Francesco y Rami –acompañados del tercer vértice de este triángulo, el compositor electrónico Aymeric Westrich, el hombre detrás de los beatboxes y los ordenadores– sitúan la plasticidad luminosa del teclado del piano en un contexto nuevo, recubierto de bleeps y sonidos microscópicos, de beats techno y efectos de sonido heredados de la tradición electroacústica. Y si por un momento esta descripción te ha hecho activar tu sentido arácnido de precaución ante la posibilidad de un discurso pedante sólo para los excéntricos consumidores de alta cultura, no te preocupes: a Aufgang les motiva ser populares. Como ellos mismo dijeron a lo largo de esta extensa charla acaecida en el loft barcelonés en el que reside Francesco Tristano, “el piano es un instrumento ideal para hacer música de baile”. Comenzaron a darse a conocer en el festival Sónar (uno de los temas del álbum se titula precisamente así, "Sónar") y este año regresaron al Sonar Hall para cerrar el círculo.
Javier Blánquez.

martes, 29 de junio de 2010

Baby Dee: A Book Of Songs For Anne Marie (Drag City, 2010)



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Baby Dee regresa de su noviciado con las Little Sisters of Crabby Doom para entregar su tercer álbum "A Book Of Songs For Anne Marie", material en el que mantiene su sonido minimalista y profundamente emocional. Con su amigo Antony Hegarty (Antony And The Johnsons) como referencia obvia, no solo por su música sino también por ser una suerte de icono transgénero, Baby Dee hace 12 piezas de pop experimental, sin asomo de melodías o estribillos, que con fineza va armando con una instrumentación que en la mayoría de los temas se limita al piano o al harpa clásica, ejecutada por la propia Dee, dándole a la música un aire antiguo, exagerando un poco, casi medieval, que combinado con las interpretaciones de Dee, a veces susurrando y declamando más que cantando, crea una atmosfera onírica como si el álbum todo fuera un cuento, que Dee nos está narrando. Con "A Book Of Songs For Anne Marie", Baby Dee deja en claro que sigue haciendo la música que le apetece sin pensar precisamente en las listas de popularidad. Un disco delicadamente transgresor.
Corannieit



jueves, 24 de junio de 2010

Pájaro Sunrise: Done / Undone (Lovemonk, 2009)



 ( Spotify )

"Desde el primer disco, Pájaro Sunrise (Lovemonk, 2006), hasta la finalización de ‘Done/Undone’ han pasado dos años en los que el orden de las cosas se ha dedicado a jugar a Enredo y a beber café con anís. Entre la crisis global y el regreso de Eto'o el grupo tuvo tiempo de dejar de ser un grupo, de grabar una cantidad ingente de canciones y de echar una mirada al pasado en la que había no poco de susto.

Done/Undone es el fruto de la desmesura de ese tiempo, por eso es un disco doble. O mejor dicho, son dos discos en uno que reclamaban estar separados a pesar de que un solo CD hubiese bastado para contener los setenta minutos que duran. Done por todo lo que estaba llegando a su final –y en mi vida eran muchas cosas-; Undone por todas las posibilidades nuevas que surgían de ello.

De las veintidós canciones que lo componen, sólo un tercio estaba pensado para el grupo; el resto eran grabaciones caseras que hice por pura necesidad y que no requerían nada más de lo que ya tenían. Sin saber muy bien cómo, unas y otras se fueron mezclando y ya no fue posible separarlas.

En cierto sentido, las dos versiones que incluye –una por disco- también cierran una etapa de mi vida: la que va de agosto de 1991, cuando con doce años recién cumplidos escuché por primera vez ‘The River’, a enero de 2008, ya alejadísimo de Springsteen y rendido admirador de los Silver Jews.

No sé si habrá más discos de Pájaro Sunrise y, de haberlos, no tengo ni idea de cómo serán, tanto han cambiado las cosas desde que hace casi cuatro años -aún antes de que Mario Delgado se uniese al grupo- empecé a jugar a grabar música con Pepe López. Ahora, cuando aquellos días parecen tan lejanos que cuesta creer en ellos, estas canciones deben ser la mejor forma de recordarlos"
.

Yuri Méndez, alma máter de Pájaro Sunrise.

Gracias al SIF Fest (Sevilla Indiferente) pude descubrir entre otros, a esta formación que practica un introspectivo Folk, amalgama de dolor y esperanza, y aunque en el aspecto técnico, ajenos a ellos, la actuación dejó bastante que desear, se pudo disfrutar de una verdadera joya sonora 'Sunday Morning Birds' que, a continuación adjunto.



miércoles, 23 de junio de 2010

J.F. Sebastian: Ten Covers (PopStock!, 2010)


 ( Spotify )

Siempre es curioso y divertido escuchar versiones  sean de quienes sean, y vengan de donde vengan. Canciones conocidas en su mayor parte, que de repente, adquieren una forma sorprendente, (en ocasiones inimaginables) y que dan un espíritu renovado a temas que tus oídos ya estaban cansados de escuchar en el mismo y monótono encuadre. Por eso me alegré cuando escuché que J.F.Sebastian, después de su exitoso debut ‘Ten Fingers’ (PopStock!, 2009), iban a jugar a esto de hacer versiones, e incluso lo iban a plasmar en un disco, cosa que por desgracia cada vez es menos habitual entre los músicos de nuestros días. (Exceptuando claro, la multitud de discos del verano, que rebosan cada año discotecas, televisiones, y gasolineras de nuestro país)

Así que me picaba la curiosidad por saber qué canciones versionarían, pues tenía bastante claro que seguro serían temas arriesgados, y me hacía gracia pensar como sonarían en esa tesitura folk-acústica cargada de instrumentación que tan bien estudiada tiene la banda. Así que cuando el disco llegó a mis manos, y leí los títulos, no me quedó otra que dibujar una ligera sonrisa y soltar una carcajada, pues sin duda que ni uno de los temas tenía desperdicio.

Y es que las Ten Covers, que en realidad son doce, (y catorce si tenemos en cuenta las dos versiones extras, alternativas de sus propias versiones) comienzan con Love, y su ‘alone again or’ que si bien no es una versión muy atrevida, les viene como anillo al dedo, para comenzar y presentar toda la potencia acústica de la banda a través de violines, guitarras, suaves toques de percusión, y las más que dulces voces de Chris y Neevi. Es a partir de entonces, después de la sugestiva bienvenida de su primer tema, cuando realmente comienza la fiesta con el contraste que supone pasar de Love a la estética disco ochentera de ‘born to be alive’ para seguir con nada más y nada menos que Sex Pistols  y su ‘anarcky in the U.K’. Temas que siguen contando con un ligero aroma a sus originales, pero que se ven totalmente rebosados por el espíritu Sebastian cargado de ironía y buen rollismo, y que al pasar por la mecánica de la banda, y como si de un caleidoscopio se tratase, se convierten sea cual sea su origen (punk, country, electrónicos, rock, swing o pop…) en himnos optimistas e irónicos, cargados de los agradables sonidos de sus teclados, percusiones, y su ya famoso charango. Una muestra de valentía, y de tanto respeto, como falta de pudor, para mezclar en un mismo disco a Lennon con Muse, a los Strokes con Nat King Cole, o al mismísimo Johnny Cash con Bowie & Queen.

Un excelente ejercicio, con un resultado original y divertido además de con una muy alta calidad, que forma una coherente y poco usual extensión de su disco de debut, a la espera de que salga pronto su segundo trabajo de autor.
David Claud

Os recomiendo su revisión del 'Born To Be Alive' de Patrick Hernandez; Ahora os dejo con 'Tonight', tema extraído de su trabajo de debut 'Ten Fingers'.

martes, 22 de junio de 2010

The Black Dog: Music For Real Airports (Soma Quality Recordings, 2010)




El pasado 10 de mayo, The Black Dog sacaba “Music for Real Airports”, nuevo álbum de estudio que según ellos no pretende ser un homenaje al clásico de Brian Eno (“Ambient 1 Music for the airports”), sino más bien se trata de un trabajo elaborado a partir de más de 200 horas de grabación realizadas por el trío británico en sus continuas visitas a los aeropuertos, haciendo un pequeño homenaje a estos espacios tan utilizados por los artistas.

Por tal motivo nos encontramos ante un álbum bastante ambiental donde si se afina bien el oído, podemos escuchar los avisos de los vuelos, sonidos de motores en marcha y el murmullo de la gente que espera su avión.

Así nos encontramos con el tráfico de sonidos mezclados con fríos y largos drones de M1, el track que abre el álbum y nos introduce a la tensa ‘Terminal EMA provista de acordes menores que transmiten una densa calma.

En ‘DISinformation Desk escuchamos los primeros beats del álbum, rápidos y deformados donde también se oyen voces desfragmentadas en mil pedazos. Passport Control es un ejercicio de sonido donde un  aliento mecanizado es cortado por fríos pasajes sonoros, yWait Behind this line nos muestra el latido de un corazón electrónico que bombea muy lentamente al son de una melodía planeadora.

Volvemos a encontrar el sonido del bass, en este caso demoledor y en forma de breaks incendiarios con vibraciones ruidosas en Strip Light Hate. El despegue del avión sale por la pista  ‘Future Delay Thinking’, mientras que las notas de piano y una delicada melodía caracterizan la calma absoluta de Delay 9.

Las dos partes de Sleep Deprivation te llevarán a la oscuridad de la noche, aunque las escuches al mediodía y con un sol resplandeciente. Por último, las notas sintetizadas sobre un lento beat deBusiness Car Park 9 nos muestran los primeros rayos de luz que nos devolverán nuevamente al mundo real.
J.Ares

lunes, 21 de junio de 2010

Howe Gelb & A Band Of Gypsies: Alegrías (Eureka, 2010)




Howe Gelb podría apalancarse en el sofá de su bien ganada reputación, pero prefiere los saltos sin red, los discos con vida propia y el cosquilleo de la incertidumbre. Su nuevo trabajo tiende un puente entre Arizona y el Guadalquivir.

"Alegrías", el recién estrenado disco de Howe Gelb & A Band Of Gypsies, tiene trazas de disco impar. De aventura irrepetible. De uno entre un millón. Resumiendo mucho, es el resultado del encuentro en Córdoba de Howe Gelb –jefe de Giant Sand–, Raimundo Amador –el más acreditado embajador de la guitarra flamenca en territorio rock: Veneno o Pata Negra no se entienden sin él– y el gran John Parish, quien se encargó de mezclar el álbum. Lin Cortés, Añil, Panki, Ramos y Tøgher T. Lund completan la banda de gitanos que acompaña a Gelb. Seguro que eso les suena, porque Band Of Gypsies fue el último grupo formado por Jimi Hendrix antes de su fallecimiento y Jimi Hendrix es el artista no flamenco más influyente en Raimundo Amador, quien publicó con Pata Negra un sensacional disco de blues, flamenco y rock llamado "Blues de la Frontera"; casi veinticinco años después, parece cerrar un círculo imaginario con éste trabajo, en el que comparte canciones con el padrino del rock fronterizo.

Así, entre guiños, homenajes y alegrías, discurre un disco peculiar y extraño, lleno de detalles que parecen casuales, aunque quizá no lo sean. No hablamos de una obra redonda, pero sí de álbum del que se pueden rescatar algunos minutos realmente inspirados ‘4 Door Maverick’, ‘Cowboy Boots On Cobble Stone’, ‘Blood Orange’, ‘Uneven Light Of Day’, y que conviene aplaudir por su voluntad de mantener el diálogo entre dos géneros –rock y flamenco– que todavía no se han dicho todo.
César Luquero

miércoles, 16 de junio de 2010

Tulsa: Espera la Pálida (Subterfuge, 2010)



( Spotify )

Tulsa, capital mundial del petróleo, es también capital nacional del desamor. La banda liderada por Miren Iza demostró en ‘Solo me has rozado’ (Subterfuge, 2007) saber sacar oro musical de los pozos del desengaño y el desánimo. Vuelven a demostrarlo el 19 de enero del 2010 con ‘Espera la pálida’ (Subtefuge, 2010), y con todavía mayor elocuencia.

Siguen adheridos a la Americana en su facción alternativa, pero se mueven entre rock, country y pop del Medio Oeste con letras no en inglés –como hiciera Iza con Electrobikinis–, sino en perfectamente honesto castellano. "Solo volvería a escribir en inglés si me enamorara de un americano, me llevara a vivir a Wichita y después de 20 años viviendo allí, en nuestra casa móvil, sintiera que es hora de que me entiendan mis vecinos", me dice Miren en una carta. Y pienso, ¿para cuándo el libro de relatos? La gran narrativa le sale sola. Que dé el salto, como Willy Vlautin.

Por lo comentado hasta ahora, ‘Espera la pálida’ podría haberse llamado ‘Solo me has rozado, la venganza’. Y en realidad es una bestia distinta, más calmada y a la vez más fiera, si esto tiene algún sentido. Sí, lo tiene: su fuerza está en su serena amargura y la delicadeza de matiz. El productor Karlos Osinaga (Lisabö) parece haber inspirado al grupo a eliminar todo lo superfluo, concentrarse en la esencia de sonido y sentimiento, grabar en directo –y sin revolver demasiadas tomas; salvando las voces, todo se registró en una sola semana– para capturar la pulsación de la verdad. Podríamos hablar de South San Gabriel, pero quizá sería mejor hacerlo de Centro-matic, por su sonido más naturalizado.

Hay letras sobre el desamor, por supuesto. Al fin y al cabo, esto es Tulsa, meca del corazón roto. "Algo dentro de mí se ha roto / se ha partido como una nuez / Había pedido que esto no nos pasara a ti y a mí", canta Miren en ‘Algo ha cambiado para siempre’; los efectos son dolorosos a la vez que placenteros; hablamos de música para yonquis del hundimiento. Pero también hay mucho de recapitulación, de admisión del concepto consecuencia, de parada y reflexión antes de iniciar otra serie de catastróficas –o inspiradoras, según se mire– desdichas.
En eso también se detecta una madurez nueva en la banda. Se acerca el final del disco –mejor en vinilo, o digital, por la versión de Nick Cave– y con la última pisada de ‘Barro’, uno siente sanar las cicatrices, superar tornados y granizo. ‘Espera la pálida’: repara y protege.
Juan Manuel Freire

Recomiendo no pasar por alto ‘Te Ofrecí', Tulsa en estado puro.




martes, 15 de junio de 2010

Jubilee: A Place Called Home (Grabaciones en el mar, 2010)




La desconocida banda que debutaba en un lejano 2003 con ‘The Ghost Orchestra’ (Mushroom Pillow), vuelve para recordarnos que todavía se pueden hacer grandes canciones de ese pop atemporal, provocador de tarareos pegajosos y adictivos, que juguetea sin complejos con la psicodelia o el folk americano. Los once temas de ‘A Place Called Home’, grabados en directo en los estudios Sequentialee de Andújar (Jaén) con intrumentos vintage, te llenan tanto de nostalgia y de emociones encontradas que no importan las etiquetas, ni qué día marca hoy el calendario. Llega el momento de sacar el vinilo de su funda, colocarlo en el plato y dejarte llevar a otra época. A cuando descubriste a los Beatles o a Eric Clapton, a tu adolescencia, al momento en el que dejaste pasar a ese gran amor. O a ayer mismo cuando te sentiste triste sin saber muy bien por qué.

Pedro Cantudo, líder de Jubilee y productor de proyectos como Tarik y la Fábrica de Colores, Limousine o Los Flamingos, reabre la caja de Pandora de la mano de Grabaciones en el Mar con este nuevo trabajo para el que se auguran directos y algo más de movimiento que con su primer LP. La masterización se la encargaron a los ilustres estudios californianos Golden, el horno del que salieron cositas la mar de interesantes de gente como Sonic Youth, Eleni Mandell o Chris Isaak.

Abriendo el álbum nos encontramos con la genial ‘Nobody Waiting At Home’, un piano majestuoso y una letra demoledora que enlaza la soledad de la niñez con la que generan ciertos amores infructuosos. Celebración y optimismo se mezclan en ‘She’s Mine’ o ‘Is My Love What Keeps Me Rolling’. La relajante ‘Sea Dream’ precede a la más sucia y descarada ‘She Never Cared About Love’. Y entre las más folclóricas aparece la deliciosa ‘Riverside Lane’, que contiene los arreglos de cuerda más llamativos del disco.

Justo después, reuniendo un poco de todo lo anterior, nos topamos con ese final sobrecogedor que supone ‘Time Is Over’. El tiempo se acaba, para todo. Eso ya lo sabemos. Pero la sencillez y la elegancia con la que nos lo cuentan Jubilee, hace desear por un instante que el tiempo se pare y aquello que a veces se parece a la felicidad dure un poquito más.

Angèle Leciel

 

Recomiendo no pasar por alto ‘Stay With Me’, una exquisita y seductora melodía, al alcance de muy pocos.


lunes, 14 de junio de 2010

Pantha Du Prince: Black Noise (Rough Trade, 2010)




Rough Trade publica el nuevo álbum de Phanta Du Prince, muy buenas noticias. Eso es que volverá a haber quien no se amilane ante propuestas así, o quien no almacene este disco sólo bajo la etiqueta de “electrónica” y nada más. En los discos anteriores de Hendrick Weber se han dado la mano el shoegaze con el ambient y el microhouse, como si hiciera méritos para ser lo mejor de aquella serie que sacó Darla llamada “Bliss Out”. No hay huidas en ningún sentido, el álbum es pariente cercano de “This Bliss” (Dial, 07). Inmediato, sacando calor del frío, y tendiendo puentes entre la psicodelia y el razonamiento abstracto. Para entendernos, Weber ha decidido conscientemente no usar elementos nuevos sino jugar a usar los más habituales de la década pasada con una intención distinta de la normal, dando todas las pistas de por dónde puede ir el tema pero sin llegar a descubrirlo del todo, y sin salirse de su papel de maestro de ceremonias de una fiesta ascendente a la que le cuesta un poco despegar de Morr Music, pero en el momento que lo hace, desde ese ‘Stick To My Side’, se transforma en una de las fiestas más elegantes que ha publicado el sello en mucho tiempo.
Jorge Obón



domingo, 13 de junio de 2010

Maika Makovski: Maika Makovski (Origami, 2010)




Hay artistas que se expresan en un idioma construido a partir del de todos sus predecesores. Hay discos que condensan el aroma de los clásicos. Hay música que contiene todas las músicas. Así es Maika Makovski, la artista, su disco y su música. Maika, mallorquina con sangre andaluza y macedonia que ha vivido en Nueva York y siempre vuelve a Barcelona, presenta su tercer trabajo grabado y producido por John Parish en Bristol y Bath.

Puede que la presencia de Parish en los controles dispare las comparaciones con PJ Harvey. Seguro que los comparadores fallan el tiro. Como Polly Jean, Maika es una mujer que compone, canta, toca la guitarra y el piano, una tía con carácter que hace canciones como sólo se deberían hacer: con pasión e intensidad. Hija de Vangel Makovski, un multiinstrumentista afincado en Palma, Maika se ha alimentado con música. Y, por lo que cuenta, siempre le ha gustado comer de todo. Lo misma cita a Stooges, Damned, The Cramps o Dead Moon que habla de Son House, Skip James y otros clásicos del blues del Delta.

A veces confiesa que Prince es “una de las paredes maestras de mi caja de música” pero siempre deja hueco en esa virtuosa caja de Pandora para Neil Young, Ike & Tina Turner o Serge Gainsbourg. Quizá nada de eso suene de forma evidente en las canciones de su tercer trabajo y, sin embargo, todo está ahí, escondido en algún lado para sugerir a tu subconsciente que éste es uno de esos discos que seguirá en la banda sonora de tu vida dentro de diez años.

Maika canta a hombres sin sangre en las venas ‘No Blood’ y a tipos por los que desangrarse ‘The Bastard And The Tramp’, ‘Oh M Ah’, maúlla para reivindicar el amor volcánico ‘Lava Love’, ‘The Deadly Potion Of Passion’ y reniega de ese otro amor que no es tal sino droga mal cortada
Game Of Doses’, se arrodilla ante el diablo ‘Devil Tricks’ y suspira por la vida en el campo desde los rascacielos de Manhattan ‘City Life’. Maika ha encontrado el destino de un viaje que
empezó ganando el Festival de Pop Rock de Palma de Mallorca con 15 años. Dando pisadas con botas de punta de acero punk en su primer disco, Kradiaw (2005), y con zapatos de bailarina en Kraj So Kóferot (2007). Reuniendo a los mejores compañeros de travesía posibles (David Martínez a la batería, Juan Carlos Luque al bajo y la percusión y Oskar Benas a la guitarra, el banjo y los coros) y conquistando con ellos escenarios de todo el mundo. Maika Makovski ha destilado su esencia y, con ella, la de toda la buena música. Por eso ha llamado su disco con la única definición posible: Maika Makovski.
Pedro Bravo