martes, 5 de enero de 2010

"Burial". Fantasmagoría sonora.




Mientras todo aquel que de algún modo se involucra en el universo sonoro, se vuelve loco configurando sus personalizadas listas con lo mejor del reciente año extinto, para mí ya es demasiado tarde y por falta de tiempo tendré que esperarme 365 más. Hay gente que se atreve incluso con reflejar lo mejor de la primera década del siglo XXI y revisando algún que otro listado, no puedo dejar escapar la oportunidad de hablar de uno de los mejores discos del 2007, la obra de un fantasma, o de algo parecido. Se trata del álbum Untrue, elegido por revistas especializadas y periódicos de medio mundo como el gran logro musical del citado año. Tanto consenso se lo debemos a un artista que se autodenomina Burial (entierro). Un apodo que dice, alude a su sombra.

Burial no revela su verdadero nombre. No actúa en directo. No aparece en fotografías. Y apenas ha confesado a unos pocos conocidos su verdadera ocupación: "Sólo cinco personas aparte de mi familia conocen lo que hago", declaró a The Wire, en una de sus muy contadas entrevistas.

El artista es la estrella más oscura de la música electrónica y también uno de los nombres clave en el dubstep, género también elusivo, mezcla de dub, drum and bass y techno minimalista, que nació en los barrios del sur de Londres a principios de esta década. Por sus ritmos atronadores, melodías sombrías y visión apocalíptica, el estilo parecía condenado a permanecer en el subsuelo, alimentando radios piratas y madrugadas londinenses. Pero el boca-oreja hizo que el primer disco homónimo de Burial, que pintaba un Londres futuro ahogado bajo el agua, se hiciera eco más allá de la prensa especializada. Con Untrue no ha hecho sino llegar la confirmación. Su segundo trabajo es tan melancólico y extrañado como el primero, pero añade voces que parecen de otro mundo, presencias de ángeles desgraciados, ruidos de llaves de coche y disparos. Narra historias de fantasmas -el tema le fascina aparentemente-, viajes en autobuses nocturnos, ecos de fiestas pasadas, noches solitarias en un McDonald's. Un sonido que, con todo, el productor Kode 9 no encasillaría en el dubstep. Amigo del artista y fundador de la discográfica Hyperdub, que publica el trabajo de Burial, disiente por correo electrónico: "Su música es totalmente diferente. [...] Es un subgénero en sí misma".

Sea como fuere, las críticas entusiastas no hacen sino acrecentar el interés sobre su figura. Existen todo tipo de rumores y teorías. Hay quien dice que Burial es una mujer; que se trata de alguien mayor intentando hacerse pasar por veinteañero; que es un productor que quiere diversificar su trabajo... Burial declaró al diario británico The Guardian que simplemente "quiere recuperar el arte de guardar un secreto, para que mi público se sienta más cerca de la música". "No buscaba provocar expectación, pero, al final, lo ha hecho", dice un productor de dubstep que le conoce y que prefiere no revelar su nombre. "La gente cree que su anonimato es un artero plan de marketing. Lo que me hace reír. El éxito nos pilló a los dos por sorpresa", añade Kode 9. Las malas lenguas le señalan como el álter ego de Burial. "Está claro que en algún momento su identidad saldrá a la luz. Pero no será un problema. Se trata sólo de un tipo que quiere seguir con su vida, haciendo música y cosas que no tienen que ver con la música".



Porque siempre hay una canción.

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