viernes, 8 de enero de 2010

Aaron Thomas. El ángel de Tasmania.




El australiano Aaron Thomas bautizó su carrera musical en Madrid, donde se trasladó hace cinco años tras los pasos de su mujer actual, de su misma nacionalidad y apasionada del flamenco. Este treintañero alto y desgarbado cogió una guitarra a los 19 años para emular a su admiradísimo Jeff Buckley, en quien se inspiraron sus primeras composiciones, ‘horribles’, según cuenta, ya que intentaba “imitar los gritos agudos de Jeff y el resultado era lamentable”.

Con el tiempo, su técnica y su forma de crear maduraron y sus canciones se fueron haciendo más personales, con un sello de identidad cada vez más patente. Este proceso culminó en su primer disco, “Follow the elephants, grabado y mezclado en 2008 en Madrid, que si bien no tuvo una gran repercusión, le valió de pasaporte para entrar en el circuito de conciertos de la capital.

El Folk cálido, amable y fácilmente digerible de Aaron Thomas funcionó bien en el boca-oreja y no tardó en ser un habitual de las salas madrileñas. Este mes (((enero de 2010))) verá la luz su segunda apuesta, “Made of Wood, un disco más ambicioso que, a pesar de aglutinar influencias numerosas y dispares (Elvis Costello, David Bowie, Jacques Briel), destila un sonido más personal y reconocible que el anterior. Con melodías más marcadas, arreglos más trabajados y una producción de lujo (((Valgeir Sigurdsson, técnico de Björk y Bonnie Prince Billy, estuvo a los mandos del multipistas))), no abandona en cambio la candidez, rayana en la ingenuidad, de su primer trabajo.

Las letras de “Made of Wood” tratan lo cotidiano, y a menudo frecuentan la introspección. “Lo que mejor conozco del mundo es a mí mismo, por eso las canciones hablan de cosas que me han pasado, de sentimientos. Uso la música como terapia para sacar lo que llevo dentro. Tengo mis ideas políticas y mis opiniones, por supuesto, pero la música no es mi medio para expresarlas”. Consciente de que el fenómeno Internet se está cargando la industria del disco, el optimista Aaron destaca lo positivo. “Todo esto les ha bajado los humos a las discográficas, los músicos tenemos más libertad de actuación que antes. Además, ahora sólo tendrán salida las bandas que realmente lo hagan bien en directo. Todos esos músicos sin talento que se camuflaban en la producción de un estudio pero luego no cumplían sobre un escenario se quedarán sin trabajo”, concluye.

Texto de ‘Luis Meyer





Porque siempre hay una canción.

1 comentario:

  1. Le he descubierto hace muuy poco y me ha encantado. Venía de la manita de James Morrison, ¿le conoces?
    Y, ¿no está en tu calendario de festejos Mamá Ladilla?

    ResponderEliminar