miércoles, 7 de julio de 2010

Jónsi: ‘Go’ (Parlophone, 2010)



 ( Spotify )

Es difícil encontrarse un disco en el que las dos primeras canciones, ya de por sí, te parezcan insuperables. Pero más difícil es todavía que seis canciones y cuarenta minutos después, te des cuenta de que carece por completo de temas de relleno. De que no tiene ni una sola canción mala. De que desde el primer segundo te ha hecho entrar en el juego y ahora quieres ponértelo de nuevo porque es uno de esos álbumes emocionantes que no se ven todos los días.

Estaba claro que Jónsi no iba a hacer un disco malo. Le avalan nada más y nada menos que quince años al frente de una banda de renombre como Sigur Rós. Su debut en solitario se llama ‘Go’ y es una de esas muestras preciosistas de música, uno de esos discos fascinantes a cada paso que, tras haberlo escuchado, uno siente la absurda necesidad de contárselo a todo el mundo.

Producido por el mismo Jónsi, por Alex Somers (su novio, con quien ya trabajó en ‘Riceboy Sleeps’) y por Peter Katis (Interpol), el álbum cuenta con la estrella Nico Muhly (Björk, Grizzly Bear, Antony and the Johnsons). Sus arreglos orquestales son, junto con la particular voz de Jónsi y su característica forma de impostarla, la columna vertebral del disco. Básicamente mete en una batidora las cuerdas y la percusión de Final Fantasy, el espíritu épico de Arcade Fire, los últimos trabajos de Sigur Rós y una instrumentación por momentos excesiva (aunque nunca fuera de lugar). A grandes rasgos, así suena ‘Go’.



Con semejante bagaje y apoyo a sus espaldas, no es de extrañar que Jónsi esté magnífico en las canciones más delicadas (‘Hengilás’, ‘Kolni∂ur’, ‘Tornado’, ‘Grow Till Tall’), pero también en las más movidas (‘Go Do’, ‘Animal Arithmetic’). Sin embargo, hay tres joyas fundamentales en el disco: ‘Around Us’, la triste pero fascinante ‘Sinking Friendships’ y la que quizá sea la mejor, ‘Boy Lilikoi’. Una canción excepcional, una montaña rusa melódica en la que la sección de viento explota en el momento justo y en la que la percusión ejerce un poder hipnótico que impide que la olvides. Ni aunque te des de cabezazos contra la pared hasta que te hartes.
Farala.

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